Anoche antes de dormir empecé a leer "La buena vida" de Alex Rovira. El primer capítulo se titula "La vida es bella, ya verás" y viene a decir que la diferencia entre la gente que se considera afortunada en la vida y los que no creen tener suerte no son las cosas que les pasan, sino la actitud con la que se enfrentan a los hechos. Esta afirmación me acosa ultimamente, la oigo a todas horas, o esa sensación me da.
No se si tendrá algo que ver con la lectura pero he tenido un sueño de lo más extraño. Estaba en una ciudad que no puedo determinar, en un congreso de la SEIEM o de alguna otra historia, y el alcalde de la ciudad nos iba a recibir en el ayuntamiento. Yo tenía que ir al baño y siguiendo las indicaciones que alguien me daba recorría pasillos muy amplios, atravesando extrañas salas, en una de ellas había una mujer haciéndose una mamografía ella misma, en otra estaban preparando un banquete y la mesa donde nos lo iban a servir, allí estaba el alcalde con una levita que tenía pestañas que se levantaban como las de los libros infantiles con la que nos iba a explicar como era la ciudad, y al llegar a la sala donde se supone que estaba el baño había compartimentos hechos de madera representando la cantidad de hombres y mujeras que había en la ciudas, la cantidad de niños y de jubilados, un compartimento por cada rango de edad. Pero lo que me ha parecido más extraño del sueño es que salía a la calle y me encontraba con Roberto, que trabajaba allí de barrendero, con una sonrisa de oreja a oreja, y al ir a hablar con él me decía que no entendía porqué me sorprendía de verle allí. Y le comentaba a Josi que me había encontrado con Roberto de barrendero y también me decía lo mismo, que no entendía porqué me sorprendía verle así.
Una ida de olla total, que creo que tiene que ver con la cara de felicidad de Roberto, con el mensaje del libro, y con la nueva forma de enfrentarme a la vida que he decidido tener, agradeciendo lo que soy y no volviéndome loca por chorradas (¿se puede decir chorradas?)
Hoy toca prepararse para mañana, que es día de escuela, y descansar de las vacaciones.
No se si tendrá algo que ver con la lectura pero he tenido un sueño de lo más extraño. Estaba en una ciudad que no puedo determinar, en un congreso de la SEIEM o de alguna otra historia, y el alcalde de la ciudad nos iba a recibir en el ayuntamiento. Yo tenía que ir al baño y siguiendo las indicaciones que alguien me daba recorría pasillos muy amplios, atravesando extrañas salas, en una de ellas había una mujer haciéndose una mamografía ella misma, en otra estaban preparando un banquete y la mesa donde nos lo iban a servir, allí estaba el alcalde con una levita que tenía pestañas que se levantaban como las de los libros infantiles con la que nos iba a explicar como era la ciudad, y al llegar a la sala donde se supone que estaba el baño había compartimentos hechos de madera representando la cantidad de hombres y mujeras que había en la ciudas, la cantidad de niños y de jubilados, un compartimento por cada rango de edad. Pero lo que me ha parecido más extraño del sueño es que salía a la calle y me encontraba con Roberto, que trabajaba allí de barrendero, con una sonrisa de oreja a oreja, y al ir a hablar con él me decía que no entendía porqué me sorprendía de verle allí. Y le comentaba a Josi que me había encontrado con Roberto de barrendero y también me decía lo mismo, que no entendía porqué me sorprendía verle así.
Una ida de olla total, que creo que tiene que ver con la cara de felicidad de Roberto, con el mensaje del libro, y con la nueva forma de enfrentarme a la vida que he decidido tener, agradeciendo lo que soy y no volviéndome loca por chorradas (¿se puede decir chorradas?)
Hoy toca prepararse para mañana, que es día de escuela, y descansar de las vacaciones.
Comentarios
Y sí, puede ser que nosotros hagamos con nuestra actitud que las cosas vayan bien o mal pero es tan irresistible ser negativo.
Un besote para todos y que se dé bien la vuelta al curro. Yo cambió de trabajo ya os contaré.